
Datos de la ruta
Distancia
32
Desnivel
300
Tipo de camino
pista, camino
Dificultad
Media
Senderismo
Bici (MTB)
Ruta de varias etapas
Circular
El itinerario histórico, hasta muy avanzado el siglo XIX, para ir de Zaragoza a Valencia, pasaba por Sarrión y Albentosa, hasta llegar a La Jaquesa, un caserío con venta y aduana, ya que estaba cerca del linde entre los reinos de Aragón y de Valencia.
Puedes completar la ruta uniendo con las otras propuestas:
- Camino histórico Zaragoza-Valencia. La Puebla-Sarrión
- Camino histórico Zaragoza-Valencia. Teruel-La Puebla
La ruta que se propone es recorrer este antiguo trazado, que fue descrito por numerosos viajeros, y mencionado en las guías de caminos desde el siglo XVI. La ruta parte de Sarrión, y se propone su regreso, desde la venta de La Jaquesa, por la vía verde del ferrocarril Ojos Negros-Sagunto.
El itinerario clásico entre Zaragoza y Valencia entraba en la provincia de Teruel por la Venta del Cuerno (actualmente la autovía Mudéjar tiene muy cerca de sus ruinas un área de servicio), seguía por la cuesta de La Escalerilla hasta llegar a Lechago, y de ahí pasaba a Calamocha, por un pequeño puerto que recibió mejoras en el siglo XIX. Hasta Teruel seguía el valle del Jiloca, con muy pocas variaciones respecto al corredor actual de la carretera N-234 y de la autovía A-23. Pasaba por Caudé (entonces “Caudete”) y llegaba a Teruel.
De Teruel seguía hacia Valencia bajando a San Julián, donde estaba la intersección con el camino de Castralvo (actual cuesta de La Enriqueta), y subía la penosa cuesta del Carrajete (que pudo evitarse en 1929, al inaugurarse el viaducto de Fernando Hué y el tramo de carretera que actualmente es la avenida de Sagunto de Teruel.
Tras pasar por el puente del Ventorrillo, frente a Fuente Cerrada (donde hay uno de los escasos puentes históricos, éste de 1802), se acometía la subida al puerto de Escandón (el camino antiguo sale desde la Venta Rosa). En Escandón estaba la venta del Puerto y de allí se seguía hasta La Puebla.
Desde La Puebla de Valverde, el camino sigue un itinerario paralelo a la autovía A-23, pero separado unos cientos de metros. En los mapas figura como el camino antiguo de Sarrión. Este tramo era muy llano, y tan solo había que pasar el río Peñaflor, habitualmente seco (en algunos textos del siglo XIX citan estos parajes como peligrosos por los bandoleros que allí había, y se tiene constancia de los apuros que pasó el escritor francés Claude Tillier, al carecer de agua en un viaje con calor intenso y tener que ser rescatado en el vado del Peñaflor, cuyo cauce estaba completamente seco).
Llegados a Sarrión, comienza nuestra ruta. Partiremos por la antigua carretera N-234, que coincide con el camino histórico en su primer tramo. Esta carretera fue la N-234 hasta los años 70 del pasado siglo. Era tradicional el problema que suponía para los camiones de la época la subida hasta Sarrión. Nos queda como recuerdo el puente existente a pocos metros de salir (bajando esta vez) desde Sarrión, y los numerosos pretiles, que en el tramo más próximo a Sarrión han sido sustituidos por barrera metálica muy antigua (mono-onda, con postes de madera).

Penosa subida a Sarrión. N-234. ca 1960.

Puente de Sarrión. “Sólido puente de piedra” Antes de la intersección de la vieja carretera asfaltada con la actual N-234, nos desviamos a la derecha, para salvar los ferrocarriles Central de Aragón y de Ojos Negros (que modificaron ligeramente el trazado original del camino), tomando el camino que va hacia la actual masía del Retamar (en el siglo XIX era una venta). Pasada la venta, seguimos por un camino que no ofrece problemas hasta llegar frente a Albentosa.
He aquí la descripción que hace Alejandro Laborde, en 1809, del tramo anterior: “Se llega a Sarrión, lugar grande de unas 3000 almas, con buena posada, desde donde empieza el camino del rey muy ancho y llano, pero muy pendiente. Luego pasa por un sólido puente de piedra que facilita el tránsito de un hondo barranco; aquí el camino se eleva y vuelve de nuevo a declinar para pasar otro barranco seco, cerca del cual se halla la venta del Retamar, cuyas inmediaciones están cubiertas de sabinas y retamas; algo después se descubre el lugar de Alventosa, situado a la falda de una alta ladera de peñascos a la otra parte del barranco, baxando el camino hasta la hondonada con alguna pena, y con mucha más se sube quando se pasa por este pueblo”

Venta del Retamar (hoy masía), y camino (vista hacia Sarrión)

Albentosa, al otro lado del valle que hay que descender, para luego volver a ascender Albentosa se presenta en un alto, sobre un valle al que hay que descender, para luego volver a subir. Este tramo era el más temido por los viajeros, por la penosidad de estas cuestas. Laborde lo cita, pero también todos los viajeros de los siglos XIX y anteriores.
Por ejemplo, Madoz, en su diccionario, describe así la llegada a Albentosa (ca 1844): “Pasa por el pueblo la carretera que dirige de Teruel a Valencia, y se halla en mediano estado, uniéndose en este punto por un pequeño puente desde el cual comienza una cuesta muy elevada, que sin duda recibirá conocida mejora con la construcción de un nueve puente que se está subastando”.
Y Ponz, en su “Viage de España” de 1788, carta quinta, describe: “Desde la Puebla al Lugar de Alventosa se caminan cinco horas siempre por territorio seco, y matorrales de espino, enebro y otros arbustos: tierra agria, y solo buena para centenos, pastos de cabras, etc. Abunda con todo eso de caza menor, como los territorios anteriores. A la vista de este camino quedan dos altas y largas serranías: la una se llama de Xavalambre, que es la de mano derecha, y en la otra hay un altísimo cerro, que llaman Peña Golosa…. La situación de Alventosa es extraordinaria sobre un peñasco, al qual es muy trabajoso llegar por la malísima cuesta, que es preciso baxar antes de entrar en el pueblo hasta la profundidad de un riachuelo que pasa por allí, con el qual riegan porción de huertas en una angosta vega, que se atraviesa por un puente. Este riachuelo de Alventosa nace cerca de la Villa de Manzanera”.
Efectivamente, después de la larga bajada, llegamos al puente construido a finales del siglo XIX. Vale la pena detenerse en ese paraje y disfrutar del río Albentosa y del entorno.

Puente de Albentosa, en el fondo del valle.
Del mesón de Albentosa no habla muy bien Ponz en 1788: “Importa muy poco a los pasageros que se fabriquen mesones nuevos, como aquí se ha hecho, y en otros pueblos, que tengo observado, si los tales mesones carecen de buenas camas, y de las demás comodidades necesarias a los que viajan. Tal es este de Alventosa, con ser una ruta freqüentada entre dos Capitales de Provincias, quales son Zaragoza y Valencia, en cuyo camino de cincuenta leguas es preciso hacer mansión en tristes posadas, y aguantar muy malos pasos, pero todo esto sin duda se mejorará”.
Nótese cómo los textos citan a Albentosa como “Alventosa”. En algunos textos antiguos figura como “La Ventosa”, de ahí la derivación de su nombre (por ejemplo, en el listado de caminos de Villuga, de 1546).
Desde el puente sobre el río Albentosa, se debe subir y superar el núcleo urbano, siguiendo la carretera. Tomaremos la intersección con la carretera que conduce a Fuen del Cepo, y a los pocos metros, a mano izquierda, recuperamos el camino histórico de Zaragoza a Valencia.

Albentosa, desde la carretera a Fuen del Cepo.
Este tramo, entre Albentosa y la histórica venta de La Jaquesa, es completamente solitario, y discurre la mayor parte por un bosque de carrascas y sabinas. En los siglos pasados era un tramo peligroso para los viajeros. Este hecho, y lo penoso del paso por Albentosa, decantaron el cambio de trazado de finales del siglo XIX.
Así nos lo describe Laborde, en 1809: “Llégase a lo alto, y empieza un camino poco agradable. Crúzase después un pequeño arroyo, desde donde empieza un espeso carrascal que no se dexa hasta las inmediaciones de La Jaquesa, pueblo pequeño, desde el qual hasta Barracas es muy dilatada y muy temible en el invierno al pasagero desprevenido, por el ayre delgado y frío que sopla, siendo muy del caso llevar de prevención una buena dosis de la espirituosa y suave garnacha de Cariñena”.
Por su parte, Madoz, hacia 1844, describe: “En un ramal de dicha carretera, y a una legua de distancia del pueblo (de Albentosa), se encuentra una masía o venta llamada Chopo, que libra a los viajeros de los peligros del bosque de encinas que tiene la principal… y en el punto en que los caminos de Mora y de Rubielos entran en la carretera, otra masía o venta llamada Jaquesa, con dos edificios contiguos”.
Antes de llegar a La Jaquesa, nos encontramos con los restos de la única venta que había en este tramo: La venta del Barro. Esta venta delata la existencia del camino principal histórico, ya que hoy día se encuentra fuera de toda ruta transitada.
Una venta es una construcción aislada, ubicada junto a un camino, para hospedaje de los pasajeros. Las ventas estuvieron ligadas a la manera de viajar anterior al automóvil, y estructuraron los itinerarios principales. Teniendo en cuenta el pésimo estado de los caminos hasta muy avanzado el siglo XIX, cabe dudar sobre qué fue primero, si la venta o el camino. Hasta el siglo XX, la mayoría de los viajeros lo hacía andando o en mula. Las mulas han sido los animales de carga y de tiro utilizados mayoritariamente en los desplazamientos por España. Por su parte, para descansar tras la jornada de viaje, que solía ser de unas ocho leguas, los alojamientos clásicos han sido la posada (en el interior de la población), el mesón (habitualmente junto a la localidad) y la venta (aislada, como se ha dicho). En muchos de ellos era habitual que no se ofreciera nada al viajero, salvo techo y lumbre, atendiendo a los animales.
Como eran un negocio, las ventas se ubicaban en caminos principales, o en cruces estratégicos. La presencia de antiguas ventas delata una ruta transitada, muchas veces ajena a la actual.
En cualquier venta es necesario garantizar el abastecimiento de agua, para las personas y para los animales. Se conservan hermosos pozos, aljibes y balsas, siendo en algunos casos el único resto destacable de la antigua venta. Este es el caso de la venta del Barro, ya en ruinas, que conserva un pozo.
Vale la pena detenerse junto a la venta, e imaginar el trasiego de arrieros y valijeros en los siglos pasados. Fue un espacio con vida, del que queda solo el recuerdo.


Restos de la venta del Barro
De la venta del Barro sale un camino que lleva a la venta y caserío del Chopo, tal como cita Madoz. Esta venta estaba en el camino que llevaba a Rubielos y a Mora, parte del cual fue aprovechado a finales del siglo XIX para modificar el trazado del camino entre Teruel y Valencia, abandonando la venta del Barro, el camino por el bosque de encinas, y el paso por Albentosa.

Venta y caserío del Chopo, vistos desde el camino histórico Zaragoza-Valencia
Continuamos nuestra ruta, cruzaremos a nivel la vía verde Ojos Negros-Sagunto y pasaremos por un pequeño puente sobre el ferrocarril Zaragoza-Valencia (antiguo Central de Aragón), para seguir hasta encontrarnos con nuestro destino: La venta y caserío de La Jaquesa.
La Jaquesa figura citada en textos desde el año 1360. Junto a la venta estaba la importante aduana medieval, ya que nos encontramos muy cerca del límite de los reinos de Aragón y Valencia. Esta aduana tuvo gran importancia comercial, y fue la principal de las del sur del reino de Aragón. Hoy no quedan más que ruinas de la venta, y el caserío contiguo está bastante deteriorado. No falta el consabido pozo, para garantizar el abastecimiento de agua.


Llegada a la Jaquesa por el camino histórico.

Ruinas de La Jaquesa.
El regreso a Sarrión lo proponemos por la vía verde Ojos Negros-Sagunto. Para ello, debemos regresar unos metros hasta el cruce a nivel existente entre las ventas del Barro y de La Jaquesa. Es muy interesante el paso de la vía verde cerca de Albentosa, por un impresionante viaducto y un largo túnel iluminado. Autor: CCN
Elevación máxima: 992 m
Ascenso total: 632 m
Más información
- Tiempo estimado: 3 horas
- Tipo de camino: pista,camino
Cómo llegar al punto de partida de la ruta
Salimos desde Sarrión